En la segunda sesión de este Sábado, cubrimos un tema super importante: educar con ternura y esto es parte fundamental de lo que hoy nos platicó Verónica y su compañera Miriam. Si se perdieron la primera sesión de este curso llamado “Derechos humanos de niños, niñas y adolescentes, límites sanos y educación con ternura“, les dejamos aquí un breve resumen.

En esta ocasión, seguimos trabajando con niños de catecismo que viven y asisten a la Iglesia en San Pablo Chimalpa y con la Santa Cruz de Cristo. Como se vio en la primera sesión, es importante participar con nuestros niños, están en una etapa de descubrimiento y de fácil influencia; y por ello hemos tomado esta iniciativa de buscar la participación de los expertos en materia de Derechos humanos en niños o adolescentes.

Tal como se vive en cada una de las sesiones de este curso, hemos aprendido la importancia de trascender por un bien espiritual. Seguramente se preguntarán: ¿Qué es eso? Pues es algo realmente sencillo, es darle un sentido de vida o pertenencia a nuestro espíritu, es encontrar el camino que queremos seguir y actuar con congruencia; así podremos pasar a otro ambiente con mayor entendimiento sobre el mundo y lo que nos rodea.

Y bueno, ¿cómo podemos trascender espiritualmente con nuestros hijos? Aunque resulta sencillo definirlo, la práctica nos lleva años de experiencia. Lo primordial es marcar límites sanos entre la relación padres-hijos, reconocernos como personas y entender que no siempre debemos esconder nuestra tristeza, enojo o frustración; también es parte del cómo educamos a nuestros hijos. Recordemos que ellos nos observan todo el tiempo y tienden a copiar conductas que ven a diario en casa, por ello es importante establecer una comunicación abierta con ellos, donde digamos lo que está mal y cómo lo podemos solucionar, así estaremos aplicando el concepto de educar con ternura.

Como bien nos han enseñado en este curso, es completamente natural que el ser humano reaccione de 3 formas antes alguna situación de estrés, alerta o enojo; ya sea que:

  • Nos paralicemos. Es cuando no realizamos ninguna acción, ni busquemos una conversación sobre el tema detonante.
  • Nos enojamos. Esta es una de las reacciones más comunes, donde acudimos a la agresión física, verbal o emocional.
  • Huimos. Esto es cuando no sabemos qué hacer y sólo queremos evadir el momento.

Por ello los papás deben tener enseñar la importancia de los valores como el respeto y honestidad, para lograr un equilibrio en la vida de cada uno de estos niños y ayudarles a crecer por su bienestar emocional. Cada uno de nosotros podemos contribuir a la comunidad desde casa, ayudando a crecer la sociedad sin maltrato, con dignidad, cumpliendo con nuestros deberes y responsabilidades.

Y es que el maltrato, sólo es una salida agresiva cuando se tiene una incapacidad de comprender y comunicarse con los demás. Debemos educar con ternura, sin violencia física o psicológica, haciendo que participen los niños en pequeñas tareas del hogar (sin explotarlos), para que poco a poco formen un criterio de responsabilidad y sean congruentes en su autonomía progresiva.

Agradecemos mucho a Verónica y Miriam por sus enseñanzas en estas sesiones, es muy importante tener estas dinámicas con los papás de las comunidades para ayudar en el crecimiento de sus hijos desde una perspectiva espiritual y sin duda, las dinámicas que se realizan con los niños ayudarán a complementar este desarrollo afectivo con los papás.

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