Padre Santo, que estás en los cielos y en la tierra.
Tu presencia la siento en cada instante de mi vida.
Estoy agradecido por todo tu amor,
eres tan bondadoso conmigo,
que en mi mesa nunca falta alimento, ni el calzado.
Gracias a ti no tengo temor porque Tú eres mi Salvador,
en quien yo puedo confiar, así como
todo lo que no te agrade, quítalo de mi camino.
Enséñame a organizar mi tiempo y que nunca diga “no tengo tiempo para ti“,
quiero que guíes mi vida y hacer siempre tu voluntad,
así me cueste a mí dejar todo lo que me separe de ti.
Te agradezco por todo lo que me has dado.
Te pido por el Grupo de Pastoral de Adolescentes,
que nos ayudes a servirte más a ti.
Amén.