Seguramente, te preguntarás: ¿Cómo servir a Dios? Cada vez que dos personas se entienden y se perdonan, están sirviendo a Dios, el diálogo muestra la confianza en Dios y se ejercita el mandato más grande que el mismo Jesús nos enseña, el perdón.
Cada vez que cada uno muestra paciencia, es servir a Dios en su Iglesia; ya que nuestro Señor Jesucristo nos enseña a ser pacientes, a confiar en él, teniendo paciencia ante las dificultades de la vida y hundirse plenamente a su misericordia.
Cada vez que nosotros ayudamos a una persona, es servir a Dios y a su Iglesia, en el servicio a los demás encontramos el poder Servir a Cristo el Señor en su Iglesia, aparte de dar amor, cariño en cada gesto de ayuda.
Cada vez que alguien decide ser honesto en todo lo que hace, es servir a la Iglesia de Cristo. Recordemos que nuestro Señor nos enseña a siempre mirar el camino de la verdad, de esta forma uno sigue el camino correcto, el camino hacia la verdad infinita que es Dios.
Cada vez que se respeta y se auxilia a un anciano, es Servir a Dios y a su Iglesia; pues Cristo nos llama a servir al que sufre, al más necesitado, a esto recordamos lo que Cristo nos dice en su Santo Evangelio ¡Con el más pequeño que ayudes es al mismo Cristo a quien se le ayuda!
Cada vez que dos personas se aman con un amor limpio, profundo y sincero, eso es Servir a Dios y a su Iglesia, recordamos lo que un canto popular nos dice “Un mandamiento nuevo nos da el Señor que nos amemos todos como el nos amo”.
Al practicar esto hacemos caso y servimos a Dios y a su Iglesia. Cada vez que miramos a alguien con los ojos del corazón, sin juicios o críticas, eso es servir a Dios, servir a la Iglesia.
Cada vez que alguien socorre y devuelve dignidad a un animalito, eso es servir a Dios y a su Iglesia. Recordamos que los animales fueron hechos por nuestro Señor para poblar este mundo y al amarlos y respetarlos servimos a Dios, servimos a su Iglesia.
Cada vez que vas a compartir el pan de tu mesa, eso es Servir a Dios servir a su Iglesia, pues recordamos que Dios nos invita a compartir nuestros poquitos bienes en bien de nuestros amigos y hermanos.
Cada vez que hagamos el bien a nuestros hermanos, servimos a Dios, servimos a su Iglesia.
Entonces, retomando la pregunta principal ¿Cómo servir a Dios?, podemos decir que servir a Dios y a su Iglesia es tener lo siguiente:
Paz todos los días.
Caridad todos los días.
Justicia todos los días.
Comprensión todos los días.
Respeto todos los días.
Auto amor todos los días.
Acción positiva todos los días.
Amor a la vida, todo el día …
y es a partir de esas actitudes que:
nace la Esperanza,
nace la Alegría,
nace la Paz.
Entonces, reflexionemos y cuidemos nuestros pensamientos, palabras, emociones y acciones para que nuestra vida sea un gran servicio a Dios, un servicio a su Iglesia. Es además, el mejor servicio que nos podemos hacer a nosotros mismos y a los demás.