Mi familia consta de 4 integrantes: mamá, papá, hermano menor y yo. Desde más pequeños mis papás siempre nos han hablado de Dios, de la religión católica, quién es realmente Dios, entre otras cosas respecto a la religión. Al paso de los años, personalmente he pasado por pruebas que, sin duda alguna, me han hecho reflexionar y adentrarme más a mi fe.

Cuando tenía 18 años estaba a unos meses de salir de la preparatoria, realmente quería entrar a la universidad para estudiar la licenciatura en educación preescolar o pedagogía, no tenía claras mis metas, más bien nada de mi vida, así que cuando llegó el momento decidí entrar a una universidad privada y estudiar pedagogía; no era una decisión que me disgustara, pero tampoco que me agradara. Así que finalmente llegó el momento y entré a clases, todo me pareció increíble, al paso de los días me encantó relacionarme con otro ambiente distinto al que estaba acostumbrada a vivir día a día.

Los maestros e incluso mis compañeros eran otra onda, tenían una manera de pensar muy distinta y conforme pasaban los días, a mí me seguía gustando estar dentro de su círculo social.

Hubo un momento en el que, dentro de la misma educación, se hablaban temas acerca de las religiones, realmente yo desconocía que varios o más bien la mayoría de mis compañeros y compañeras del salón de clases eran de otras religiones, que yo incluso no sabía que existían. Hubo un pequeño acuerdo, ya que se tiene prohibido hablar de temas religiosos dentro de lo que es el sistema educativo; así que todos y todas aceptamos el poder hablar libremente dentro del salón de clases y debatir.

Tanto como los maestros, alumnos y demás tenían dudas de la religión católica, yo la verdad siempre he sido una persona que no acostumbra a participar en la escuela, solo escuchaba y ya. Recuerdo que desde el primer día que comenzamos a tratar esos temas, yo llegaba a mi casa confundida y conforme pasaban los días, mi fe iba disminuyendo, tenía más dudas de mi religión, incluso llegué a tener pláticas con mis papás y preguntarles ¿realmente Dios existe? Sinceramente estaba a punto de colapsar y dejar de ir a la Iglesia, ya no quería ser más una hija que por costumbre (o quizá obligación) iba a la Iglesia, yo tenía que comenzar a pensar libremente qué es lo que quería. De verdad llegué en un momento donde mis dudas eran muy grandes, de tanto que escuchaba me dejé llevar por esos comentarios que obviamente me habían hecho cambiar de mentalidad.

La fe no es dudar
La fe no es dudar, sino confiar y aprender

Mi mamá principalmente era quien me trataba de regresar nuevamente, platicaba conmigo, pero yo no quería escucharla porque ya pensaba de otra manera, no estaba de acuerdo con muchas cosas que la iglesia siempre nos dice y demás, así que un día, como todos los domingos, fui a misa, el padre recuerdo exactamente que habló acerca de que a veces en las escuelas nos cambian la mentalidad y nosotros como somos débiles, caemos y nos dejamos llevar. Ese mismo día una persona comenzó a invitar a los niños y adolescentes a saber más a cerca de Dios, mis papás hablaron conmigo y yo seguía necia. Para esto, en unos días comenzaba a dar inicio lo de la pandemia, comenzaban a cerrar escuelas y las clases eran en línea.

Deje de ir a la escuela, de ver a mis amigas, nos hicieron cambios de maestros y entraban chicas y chicos de otros campus a las clases. Entonces, un día sin pensar, me llegó una solicitud de mensaje de una monjita, decidí aceptarla, aunque realmente fue algo que me sorprendió mucho porque con todo lo que estaba pasando, pensé; ¿por qué una monja me escribe?, ¿por qué casualmente un domingo escucha varias cosas de lo que me está pasando?

Así que decidí conversar con ella, le platiqué mi situación y fue algo increíble, por un tiempo entable una plática y me habló tanto de Dios que reflexioné y volví al camino de Dios y supe que jamás tenía que volver a dudar, si mi Fe estuviera bien cimentada, yo no tendría por qué dudar y hacerme preguntas tontas, más bien tenía que haber defendido mi Fe; sin embargo, me quedé con esas dudas que fueron creciendo hasta llegar a casi terminar conmigo, siempre recordaré cada una de las palabras que ella me decía por llamada, fue un momento maravilloso que realmente creo que Dios me envió, hasta el día de hoy me parece algo sorprendente; porque cuando quise volver a buscarla y platicar con ella, su perfil ya no estaba, no supe qué pasó realmente con ella, pero hasta el día de hoy le doy las gracias, primeramente a Dios por enviarme esa señal, quizá y a ella por haberme ayudado.

La fe no es dudar
¿Cómo recuperar tu fe?

Ahora tengo 22 años, no ha pasado mucho tiempo desde aquel día, pero he pasado por más que sin duda alguna, ya no me hacen cambiar de pensamientos, incluso, estoy a unos meses de cumplir 2 años que entré a servicio de Dios en la Iglesia de mi localidad. Y no saben lo feliz que estoy de ayudar, cada una de las personas que están dentro de la Iglesia, de los grupos en dónde estoy me hacen sentir bien, es una felicidad inexplicable, claramente no somos perfectos porque como dicen: “la Iglesia es un hospital de enfermos” y yo era una persona que necesitaba mucho de Dios y tuve que pasar por muchas cosas para ser fuerte, ahora estoy trabajando en mi relación con Dios, ya a veces trato de hablar con mis amigos y amigas acerca de lo maravilloso que es estar dentro de la religión católica, ayudarlos a qué se acerquen más, incluso hay amistades que comparten conmigo del mismo tema, que igual están dentro de la Iglesia y con sus experiencias me hacen crecer más como persona.

P