Sor Lucia de Fátima
Una de las cosas que más ama nuestro Señor es al ser humano, el ser humano creado a imagen y semejanza de Dios.
El ser humano tiene la misión de ser feliz en esta vida y aquí la gran pregunta: ¿Cómo puedes alcanzar la felicidad? Muy fácil, disfrutando de todos los momentos de la vida, los momentos alegres, los momentos difíciles, los momentos tristes, en cada momento hay un aprendizaje para disfrutar de las cosas maravillosas que nos da Dios nuestro Señor.
La felicidad está presente en la bella creación de Dios ¿Cuántas veces nos hemos detenido a contemplar la gran creación?, ¿Cuántas veces hemos visto un amanecer?, ¿Cuántas veces hemos disfrutado de una tarde lluviosa? En estos pequeños acontecimientos podemos disfrutar de esta vida acompañada y rodeada siempre de familiares, amigos, conocidos. Nosotros tenemos la dicha de ver esta hermosa creación de Dios. Contemplar la maravilla de la vida, contemplar de las plantas, sus bellos aromas y sus múltiples colores, de los animales, su cantar, su compañía, de la lluvia, escuchar su canto armonioso cuando cae del cielo a la tierra, disfrutar el aroma de la yerba y tierra mojada, disfrutar de un día soleado así como un día frío, hay tantas cosas donde está la felicidad y sumado a todo esto la gran dicha de poder vivir.
Nosotros tenemos la mayor felicidad, la Felicidad de poder llamarnos hijos de Dios y el amor de Dios lo vemos reflejado en el cantar del mar, en el cantar del viento, en los rayitos del Sol, en la fertilidad de la tierra, en contemplar las estrellas, la Luna en su esplendor.
Nuestra vida es tan breve que no nos damos el tiempo suficiente de disfrutar de estas cosas maravillosas de la vida en compañía de las personas que más amamos.
En nuestra familia, la Iglesia Doméstica que Dios nos ha dado podemos encontrar la felicidad en ver a nuestros padres en disfrutarlos en todo momento; los que tienen hijos, el disfrutar de la compañía de verlos reír, de verlos crecer de verlos ser felices; en nuestros hermanos acompañarlos en esta vida, de esta forma se va encontrando esa felicidad y esa dicha que solo nuestro Señor puede darnos. Disfrutemos todos los momentos los alegres, los de gran dificultad, confiando siempre en la gran misericordia de Dios, disfrutando de su bella creación disfrutando de todos nuestros seres queridos, para que al final de la vida le podamos decir al Señor GRACIAS POR LA VIDA Y POR TODOS LOS MOMENTOS FELICES QUE NOS DISTE AMADO SEÑOR.