Estamos a pocos días de terminar el período de Cuaresma, comenzando así a la fiesta de la Semana Mayor, que nos marca el centro del año litúrgico, dando paso a la Pascua. En este tiempo celebraremos el misterio de la Muerte y Resurrección de Jesús, donde debemos recordar que Cristo murió por nosotros para que se nos perdonaran todos nuestros pecados y obtuviéramos la esperanza de la vida eterna junto a Él en el paraíso.
Reflexionemos todos, en este tiempo, nuestros actos, alimentemos nuestro corazón espiritualmente y el de nuestra familia. Vivamos la pasión de Jesucristo, reflexionemos acerca de cómo Él como hijo obediente a su Padre, puso su vida en sus manos.
Comenzamos esta Semana Santa, con el Domingo de Ramos, que este año se celebrará el domingo 2 de abril. Aquí recordamos la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, a quien se le ovacionaba y se le aclamaba como el Mesías, como el Salvador. Anunciando también lo que sería la Pasión de Jesucristo. Fue alabado por una multitud que lo aclamaba como Rey con cantos y palmas.
Seguimos con el Lunes Santo, donde recordamos la labor que Jesucristo hacía con el pueblo, consciente de que su irremediable final está ya próximo.
Para el Martes Santo, se recuerdan dos pasajes litúrgicos: el de la traición de Judas y el de las Negaciones de San Pedro, y la Pasión según San Marcos.
En el Miércoles Santo, vivimos el final de la Cuaresma e inicio de la Pascua, intensificando las prácticas piadosas y procesiones penitenciales.
Con el Jueves Santo, comenzamos el Triduo Pascual (Jueves, Viernes y Sábado Santos) celebrando los misterios santos. En este día, Jesús instituyó la Eucaristía en la Última Cena, con el pan y vino consagrados, así como el Sacerdocio Ministerial. Aunado al lavatorio de los pies que Jesús hizo a sus discípulos, enseñándonos con ello el mandamiento del amor y el servicio.
En Viernes Santo, exaltamos el Día del amor extremo, la Suma entrega del Señor. Conmemoramos la Pasión y Muerte de Jesús. Tradicionalmente se realizan diversos Vía Crucis como símbolo de acompañamiento a Jesús hacia la Cruz.
Para el Sábado Santo, día de espera litúrgica por excelencia, de espera silenciosa junto al sepulcro. Oramos y celebramos por la noche la Vigilia Pascual, se enciende el Fuego Nuevo que es bendecido y junto con el “Cirio Pascual”, representamos la luz de Cristo resucitado. Anteriormente se acostumbraba a celebrarlo por la mañana llamándole “Sábado de Gloria”.
¡Estamos de fiesta, es Domingo de Pascua! (Domingo de Resurrección), día de gozo y alegría, marcando con esto la fiesta más importante del catolicismo. Jesús triunfa ante la Muerte y con ello nos abre las puertas de su Reino.
Sin duda es un tiempo de reflexión de meditación y cambio, ya que en estas celebraciones también se fundamenta nuestra fe. Entendamos por qué murió y resucitó, y cómo fue su entrega por amor a todos nosotros. La Semana Santa fueron los últimos días de Jesús entre nosotros. Los invitamos a vivir la Semana Santa acompañando a Jesús con nuestras oraciones, sacrificios y con el arrepentimiento de nuestros pecados, para resucitar con Él, el día de Pascua.