Sigamos adelante aprendiendo nuestro deber tomando las decisiones correctas, actuando de acuerdo con ellas y aceptando la voluntad de nuestro Padre.
¿En qué consiste la responsabilidad de ser miembro de la iglesia católica?
Solo hay dos formas de serlo:
- Trabajar por nuestra salvación.
- Cómo ver por nuestros semejantes.
Con estas principales responsabilidades que nuestro Padre nos asigna, velar por nuestra propia salvación y por la de los demás, entendiendo por salvación el más alto grado que nuestro Padre ha dispuesto para sus hijos obedientes.
Estas responsabilidades que nos han sido confiadas y que hemos aceptado libremente, deben definir nuestras prioridades, nuestros anhelos, nuestras decisiones y nuestro comportamiento diario.
1. Aprender nuestro deber
Siempre debemos tener presente que el deber nos recuerda que somos mayordomos de todo lo que nuestro creador nos ha confiado.
Cuando aceptamos los deberes con buena disposición y fidelidad, encontramos felicidad. Aquellos que hacen de la felicidad el adjetivo principal de la vida, seguramente fracasarán, porque la felicidad no está en un resultado, más bien en sí mismo.
2. Tomar decisión
● Conócete a ti mismo.
● Enfócate en el presente.
● Confía en Dios.
● Toma en cuenta tus emociones.
● Identifica tu espiritualidad.
● Cambia de perspectiva.
● Ten cuidado con la presión social.
● Reduce opiniones.
● Reconoce tu amor por la Iglesia.
● Ponte en otros zapatos.
3. Actuar en consecuencia
¿Cómo conseguir que la otra persona sienta que la toman en cuenta? Al prestarle atención a una persona, le hacemos saber que es importante para nosotros, y una vez que la persona nos ha comunicado lo que sea que nos comunique, es necesario hacer que sus opiniones, ideas o sus asuntos, sean tomados en cuenta para hacerles saber cómo debe trabajar para el reino de Dios.
4. Aceptar de buena gana la voluntad del Padre
Cuando Dios creó al hombre, no lo hizo como si este fuera un robot sin inteligencia, ni poder decisional, sino que le dio la oportunidad de elegir cómo obrar y el camino a tomar independientemente de si sus decisiones fueran buenas o malas, ¡esto es algo realmente admirable!
LA VOLUNTAD DEL HOMBRE
ENFRENTADA A LA DE DIOS
ES LA ESENCIA DEL PECADO
Y LA BASE DE LA CAÍDA DEL HOMBRE.
15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío, ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! 16 Pero por cuanto eres tibio y no frío, ni caliente, te vomitaré de mi boca.
Apocalipsis 3:15-16
Cuando amas verdaderamente aprendes a respetar la voluntad del otro.
Así es aceptas la voluntad de Dios por qué lo amas.