El Papa Francisco en su Exhortación Apostólica Postsinodal, CHRISTUS VIVIT, dirigida a los jóvenes, nos da una cátedra acerca de la amistad y con ello analizamos esta célebre frase «Ya no los llamo siervos, los llamo amigos», leamos: 

La amistad es un regalo de la vida y un don de Dios. A través de los amigos el Señor nos va puliendo y nos va madurando. Al mismo tiempo, los amigos fieles, que están a nuestro lado en los momentos duros, son un reflejo del cariño del Señor, de su consuelo y de su presencia amable. Tener amigos nos enseña a abrirnos, a comprender, a cuidar a otros, a salir de nuestra comodidad y del aislamiento, a compartir la vida. Por eso «un amigo fiel no tiene precio» (Si 6,15). 

La amistad no es una relación fugaz o pasajera, sino estable, firme, fiel, que madura con el paso del tiempo. Es una relación de afecto que nos hace sentir unidos, y al mismo tiempo es un amor generoso, que nos lleva a buscar el bien del amigo. Aunque los amigos pueden ser muy diferentes entre sí, siempre hay algunas cosas en común que los llevan a sentirse cercanos, y hay una intimidad que se comparte con sinceridad y confianza. 

Es tan importante la amistad que Jesús mismo se presenta como amigo: «Ya no los llamo siervos, los llamo amigos» (Jn 15,15). Los discípulos escucharon el llamado de Jesús a la amistad con Él. Fue una invitación que no los forzó, sino que se propuso delicadamente a su libertad: «Vengan y vean» les dijo, y «ellos fueron, vieron donde vivía y se quedaron con Él aquel día» (Jn 1,39). Después de ese encuentro, íntimo e inesperado, dejaron todo y se fueron con Él.” 

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL 

CHRISTUS VIVIT 

DEL SANTO PADRE FRANCISCO 

A LOS JÓVENES Y A TODO EL PUEBLO DE DIOS 

Loreto, junto al Santuario de la Santa Casa, 25 de marzo, Solemnidad de la Anunciación del Señor, del año 2019, séptimo de pontificado. 

El Santo Padre, nos explica de manera muy clara las características de la amistad, don de Dios que une a los hombres. Los amigos nos ayudan a ser mejores, personas, como lo menciona, nos pulen de aquellas aristas que tenemos en nuestra forma de ser, nos van transformando en piedras preciosas, o en perlas tal como la de aquel pasaje, una perla por la cual cambiaría toda mi fortuna, pues en ella ganaría absolutamente todo. Nos va madurando, de ser aquellas personas con modos infantiles, de ser aquellos que desean imponer su voluntad a ser aquellos que piensan primero en el otro. 

Y son también los amigos, los que nos ayudan a cambiar, a cambiar para mejor cuando los amigos son los correctos, a CONVERTIRNOS, de ser esas personas cerradas y ensimismadas a ser personas que intentan ser luz para otras demostrando lo que la amistad puede lograr. 

Ya no los llamo siervos
«Ya no los llamo siervos, los llamo amigos»

Tener amigos, como dice el Santo Padre, es un camino duro, es un camino en el que abandonamos nuestras comodidades y nuestros castillos para ir en busca de aquel en quien encontramos la paz, el balance. 

Las verdaderas amistades, aquellas amistades trascendentales, son aquellas en las que a pesar del tiempo, de la distancia, estamos conscientes de la existencia del otro y donamos un momento de nuestras vidas, aquellas amistades que pudiendo no verse en años, cuando se ven pareciera que solo han sido un par de días. Esas amistades son testimonio, son prueba contundente de la acción de Dios, son prueba de que la Gracia está trabajando. 

Jesús mismo, atesoraba la amistad de manera que a sus apóstoles los llama amigos, y no siervos, pues quiere que la relación que desarrollemos con el sea esa misma que tenemos con esas amistades que nos ayudan crecer, que, a pesar del tiempo y el espacio, siempre sintamos que Él está presente y que donemos un momento de nuestras vidas y si es posible toda ella, a Él. 

¿Qué sería de nuestra vida sin amigos? ¿Podríamos ser plenos sin contar con ellos? Hoy hagamos una reflexión de como soy como amigo, ¿Hago crecer al otro?, ¿Dedico un momento de mi día a orar por Él?, simples preguntas que nos dan mucho que pensar. 

Seamos más como Jesús, donémonos a los demás, donémonos al amigo, a aquél que nos ayuda, que nos quiere y sobre todo, a quien nos impulsa a ser mejores. 

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